Una sola fila que rodeaba la pasarela. Una línea que contenía las expectativas de los suertudos (y selectos) invitados al Saint Regis y después de un momento de espera comenzó. Bloques de color se comenzaron a deslizar por la pasarela, vestidos cortos y ceñidos al cuerpo en dos y hasta tres telas forraban a las modelos que al ritmo de la música caminaban sin hacer escala alguna. Los hombres por su lado llevaban sacos y chaquetas con gruesas telas y cortes sorprendentes y en mi opinión la mejor parte de la colección. Una paleta de color, sólida y concisa que demuestra el crecimiento de Andrés como diseñador. Los zapatos? Una placentera sorpresa en el desfile.
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